Biodiversidad en peligro

 

Año 2. Número 1.

Enero - Junio 2012

Páginas 52 - 55


Comité Editorial


Diversidad biológica o biodiversidad, es un término utilizado para describir no sólo el número de organismos vivientes, sino también su variedad y variabilidad. La biodiversidad incluye además las interacciones que se establecen entre las diferentes formas de vida, y que dan origen a sistemas interactivos complejos como los ecosistemas , o lo que Begon  define como la variedad total de vida sobre la tierra e incluye todos los genes, especies, ecosistemas y procesos ecológicos de los que son parte.

 

El 70% de la biodiversidad del mundo se encuentra en 17 de los 168 países del planeta, entre éstos los de la región andina ocupan los primeros puestos por poseer un enorme patrimonio natural , Suramérica destaca como el continente que alberga la mayor biodiversidad, su área abarca más de 19 millones de km2 que se extienden a lo largo de ambos hemisferios terrestres, desde los 12°15' de latitud norte, hasta los 55° de latitud sur, posee vastas extensiones de bosques tropicales, desiertos, sabanas, cordilleras que alcanzan cerca de 7.000 m de altitud y formaciones geológicas que se remontan a los orígenes de la vida sobre la Tierra .

 

La edición de 2008 de la Lista Roja elaborada por la UICN incluye a 717 taxones de animales y 87 de plantas bajo la categoría "extinto" (EX), todas extinciones sucedidas después del año 1500, aunque puede que el número sea una subestimación significativa de la real cantidad de extinciones.

 

La cifra de vertebrados conocidos para Venezuela supera las 4.000 especies, siendo la mayor diversidad asociada a peces dulceacuícolas y marinos. Es especialmente llamativa nuestra ubicación como el cuarto país del mundo con mayor diversidad de anfibios con 315 especies conocidas, sexto en relación con la diversidad de aves reportadas en 1.418 especies, octavo en mamíferos con 351 especies, y noveno en reptiles con 341 especies.

 

Antes de la dispersión de los humanos a través del planeta, la extinción generalmente ocurría en continuo bajo índice, y las extinciones masivas eran eventos relativamente raros. Pero aproximadamente 100.000 años atrás, y en coincidencia con el aumento de la población y la distribución geográfica de los humanos, las extinciones se han incrementado a niveles no vistos antes. A esto se le conoce como la extinción masiva del Holoceno, y se estima que para el año 2100 la cantidad de especies extintas podría alcanzar altas cotas, incluso la mitad de todas las especies que existen actualmente.

 

A través de la evolución, algunas especies se extinguen cuando ya no son capaces de sobrevivir en condiciones cambiantes o frente a otros competidores. Normalmente, una especie se extingue dentro de los primeros 10 millones de años posteriores a su primera aparición,aunque algunas especies, denominadas fósiles vivientes, sobreviven prácticamente sin cambios durante cientos de millones de años. La extinción es histórica y usualmente un fenómeno natural. Se estima que cerca de un 99,9% de todas las especies que alguna vez existieron están actualmente extintas. Una especie se extingue cuando su último ejemplar existente, muere. En biología y ecología, extinción es la desaparición de todos los miembros de una especie o un grupo de taxones. Se considera extinta a una especie a partir del instante en que muere el último individuo de esta. Por lo tanto, la extinción se convierte en una certeza cuando no hay ningún integrante capaz de reproducirse y dar lugar a una nueva generación.

 

En ecología, el término extinción también se utiliza a menudo de manera informal para referirse a una extinción local, en la que la especie deja de existir en un área determinada, aunque sigue viviendo en otro lugar.

 

La extinción de una especie puede provocar un efecto en cadena en su hábitat natural, causando la extinción de otras especies del mismo. A esto también se le denomina "cadenas de extinción".

 

En la actualidad, muchas organizaciones ambientalistas y gobiernos se preocupan por la extinción de especies debido a la intervención humana y velan por su prevención. Entre las causas artificiales de la extinción está la caza, la contaminación, la destrucción de su hábitat, la introducción de nuevos depredadores, entre otras.

 

Todas las especies naturales, vegetales y animales, deben cuidarse de sus congéneres, especialmente del más poderoso predador que existe sobre la Tierra: el hombre. Los desastres ecológicos, la deforestación y otras consecuencias de la acción humana provocan daños en la cadena trófica.

 

En el mundo actual la extinción de especies animales está directamente relacionada con acciones violentas directas (la caza no reglamentada y el comercio ilegal de especies salvajes) o indirectas (la introducción de especies exóticas en determinados ambientes, que compiten por uno o más recursos con individuos nativos o ya adaptados al lugar).

Lo peor que le puede suceder para la naturaleza es la extinción de las especies, ya que se pone en peligro el equilibrio necesario en todo ecosistema, donde en la cadena natural, cada especie necesita de la otra para sobrevivir. 

 

Una especie en peligro de extinción es la que puede extinguirse en un futuro próximo. Una especie, sea vegetal o animal, se considera en peligro de extinción cuando se encuentra comprometida su existencia globalmente. Esto se puede deber tanto a la depredación directa sobre la especie como a la desaparición de un recurso del cual depende su vida, tanto por la acción del hombre, debido a cambios en el hábitat, producto de hechos fortuitos (como desastres naturales) o por cambios graduales del clima.

 

Causas

 

Existen una variedad de causas que pueden contribuir directa o indirectamente a la extinción de una especie o un grupo de especies.

“Así como cada especie es única, lo es cada extinción..

las causas para cada una son variadas - algunas sutiles

y complejas, otras obvias y simples”

En Watching, from the Edge of Extinction

 

En la actualidad, grupos ambientalistas y algunos gobiernos se preocupan acerca de las extinciones provocadas por la propia humanidad, e intentan combatirlas a través de una variedad de programas de conservación. Los seres humanos pueden provocar la extinción de una especie debido a la sobreexplotación de un ambiente, contaminación, destrucción del hábitat, la introducción de nuevos predadores o competidores, caza exagerada, entre otras razones.

 

Sin embargo, definir las causas precisas de extinción o de amenaza de especies no es tarea fácil. Cuando se analizan los diferentes factores involucrados, debe advertirse que muchas veces inciden de forma simultánea y sobrepuesta. Para entender mejor las causas de la extinción, las alternativas son: 1) examinar casos de extinciones recientes, 2) considerar información sobre grupos de especies bien conocidos, ó 3) analizar la situación de especies actualmente amenazadas. En estos tres casos, ejemplificados a continuación, la información disponible tiende a ser de mejor calidad.

 

Desde 1983 hasta la actualidad, se ha observado la desaparición de 27 especies: 12 plantas superiores, 6 aves, 8 anfibios y 1 mamífero. 14 de ellas habitaban en islas, mientras que las 13 restantes eran de tierra firme. Las aves son posiblemente el grupo de organismos más estudiado y mejor conocido. Todas las extinciones de aves registradas antes de 1800 ocurrieron en islas, y éste sigue siendo el caso de la mayoría de las aves extintas en tiempos más recientes.

 

Factores que afectan la sobrevivencia de las especies

 

  1. Pérdida/degradación de hábitat (inducida por humanos): incluye factores relacionados con el impacto de actividades agropecuarias y cultivos forestales, tanto a escala artesanal como industrial, ya sea en ambientes terrestres o acuáticos. Contempla el impacto de cambios en las prácticas de manejo de tierra, de extracción minera, forestal y pesquera, y de desarrollo de obras de infraestructura de todo tipo.
  2. Especies exóticas invasivas (que afectan directamente a la especie amenazada): se refiere al impacto directo de especies exóticas, que actúan como competidoras, depredadoras o patógenos de especies nativas, o que se hibridizan con ellas.
  3. Cosecha (cacería/recolección): extracción directa de especies, con el propósito de usarlas como fuente de alimento, medicina, combustible o materiales diversos, así como su aprovechamiento con fines culturales, científicos o de recreación.
  4. Mortalidad accidental: ocurre como consecuencia de otra actividad, como la captura accidental en pesquerías especializadas en otras especies o la caza de especies no deseadas. Así mismo, puede ser consecuencia de colisiones con vehículos o con estructuras fijas como torres y cables de electricidad.
  5. Persecución: se trata de especies amenazadas por el acecho directo de humanos, como en el caso del control de animales percibidos como plagas de cultivos.
  6. Contaminación (afectando el hábitat y/o la especie): todas las formas de contaminación del aire, tierra o agua, incluyendo tanto factores de impacto local como aquellos de alcance global.
  7. Desastres naturales: se refiere al efecto de sequías, tormentas, variaciones extremas en la temperatura, incendios, volcanes y avalanchas, entre otros.
  8. Cambios en la dinámica poblacional de especies nativas: abarca cambios ecológicos en la dinámica de especies nativas que interaccionan con la especie amenazada y pueden aumentar su riesgo de extinción. Ejemplos incluyen: competidores, depredadores, presas, hibridizadores, patógenos, parásitos y mutualistas.

 

Los estados de conservación son los indicadores básicos de las probabilidades de que una especie siga existiendo en el corto o mediano plazo, en vista de factores tales como la población y su distribución, su historia natural y biológica, sus depredadores y otros aspectos.

 

El Cardenalito

 

Nombre científico: Carduelis cucullata. Anteriormente denominada como Spinus cucullata. 

Nombre Común: Cardenalito, Colorado, Red siskin

 

Ave pequeña que mide 10 cm a 11,5 cm de longitud, cuyo plumaje rojo y negro le confiere un aspecto llamativo e inconfundible. La cabeza, alas y cola son negras, el cuerpo rojo bermellón y el centro del vientre blanco, sus alas pueden medir de 62 a 67 mm en los machos y de 57 a 60 mm en las hembras. Presenta dimorfismo sexual muy marcado. El macho es el que posee el patrón de coloración llamativo, mientras que la hembra sólo mantiene el rojo claro en el pecho y el resto del cuerpo es grisáceo, al igual que su cabeza.

 

Su principal distribución pasada y actual está en Venezuela. En Colombia se conoce una pequeña población en las cercanías de Cúcuta. Se tuvo información de una población introducida en Puerto Rico, pero no se tienen reportes recientes. En el suroeste de Guyana se reportó una población aparentemente de mediano tamaño, a más de 950 km de la población venezolana. En Trinidad era un ave escasa y se le reporta extinta desde 1960. Se considera que los registros en Cuba son de aves escapadas del cautiverio. De su distribución original en Venezuela, que abarcaba la cordillera de la Costa, cordillera andina, sierra de Portuguesa, macizo de Nirgua, macizo del Turimiquire, zonas áridas de Lara-Falcón, y llanos altos, sólo sobreviven algunos grupos aislados, principalmente en los estados Zulia, Lara, Falcón, Barinas, Mérida, Guárico y Miranda. Ocupa varios hábitats premontanos, incluyendo bosques húmedos y muy húmedos en las cordilleras, y matorral espinoso en las zonas áridas, en general entre 400 a 1.500 m de altitud, aunque mantiene preferencias por bosques abiertos, relativamente secos y a bajas altitudes.

 
Es un ave seminómada. Fuera de la época de cría se desplaza en pequeñas bandadas de 12 ó 13 individuos. En Venezuela, sólo se ven individuos solitarios o en parejas. Se conoce muy poco sobre su vida salvaje, resultando difícil de saber cuál fue su hábitat natural. Gran parte de su zona de distribución está ocupada ahora por prados de corta hierba, pero que originariamente fueron abiertos bosques de hoja caduca. Su hábito alimenticio a base de semillas y la costumbre de alimentarse en los confines de los bosques nos hace suponer que los bosques caducifolios podrían haber sido su hábitat predilecto. A menudo, estos bosques están más cubiertos de hierba que los bosques de hoja perenne, a consecuencia de la mayor cantidad de luz que penetra hasta el suelo de los mismos cuando los árboles pierden sus hojas, permitiendo el crecimiento de la hierba. Vive en zonas semiáridas tipo sabana, los paisajes abiertos, las zonas secas y áridas donde los árboles se encuentran dispersos entre zonas más o menos rocosas, con arbustos espinosos y cactos. En Colombia se ha encontrado en los estratos medio y alto de bosques, entre los 1.744 y 3.165 m de altitud. En la Guyana en los bosques del árbol Curatella. También en otras partes de Venezuela como en bosques semihúmedos. A una altitud comprendida entre los 280-1.300 msnm.

 

Suele anidar en dos épocas, en Guyana de Mayo a Julio y de Noviembre a Diciembre. En Venezuela, de Marzo a Abril y de Agosto a Septiembre. Sin embargo en Cúcuta, Colombia solamente se le ha visto anidar en Octubre. Coincide con la floración de los árboles y las plantas que producen las semillas de las que se alimentan. Las parejas empiezan a formarse en Abril mediante vuelos nupciales semejantes al vuelo de las mariposas. El macho sale de un posadero y llega a otro donde se encuentra la hembra. Usualmente surgen peleas con otros machos por el territorio. El macho dominante se posa un poco más elevado que el adversario y poniéndose horizontal abre las alas y las hace vibrar. Así el otro huye o bien se pelean pico con pico. La pareja una vez formada no se aleja mucho del lugar de anidación (0,5 km). Anidan colonialmente en pequeños grupos de 9 separados por áreas de unos 30 metros.

 

Colocan el nido en el extremo de la rama más alta de un árbol y bien camuflado. Tiene forma de copa con una profundidad de 10 cm y un diámetro de 12 cm. Lo construyen con fibras algodonosas, musgo y trozos de hierbas secas entre 2 y 10 cm de largo. Se puede dar el caso de que una hembra dominante robe el material del nido de otra hembra. Aunque el macho no lo construye, si que suele acompañar a la hembra en su colecta de materiales. El apareamiento tiene lugar cerca del nido cuando la hembra adopta una posición horizontal, abre las alas y emite la llamada larga “tee tee tee”. Ponen de 2 a 3 huevos completamente blancos o ligeramente verdoso pálidos. Medidas: 14,7 - 17,8 mm × 10,8 - 13 mm.

 

La hembra sola los incuba durante 12 días siendo alimentada periódicamente por el macho. Su principal tarea es la defensa de su pequeño territorio de otros pájaros intrusos. La hembra los alimenta y deja de darles calor cinco días después, pues la temperatura exterior no baja de los 30º-32º C. A los 15 días salen del nido. Dos o tres días más tarde ella construye otro nido y hace una segunda puesta. A su vez, el macho se ocupa de cuidar los polluelos hasta su independencia.

 

Su canto es bastante complejo con gran variedad de notas aunque poco musicales. Dura entre 2 y 3 minutos sin interrupción. Ambos sexos emiten llamadas simples o dobles. Las primeras las emiten posados, las segundas en vuelo y están relacionadas con el apareamiento.

 

Para alimentarse buscan las semillas en la baja vegetación y en los árboles. Entre las preferidas están las de Wedelia calycina, Phoradendron sp., el árbol Curatella sp., y la higuera. En la isla Trinidad se alimenta de las semillas de la Argemone mexicana. Se pueden colocar envases en los ambientes abiertos, con semillas de perilla blanca y marrón, cardo, lechuga blanca y negra, negrillo, linaza, alpiste; para que se alimenten libremente y poder disfrutar de su belleza estando libres.

 

Se han realizado varios ensayos para tratar de estimar el número de individuos silvestres que sobreviven en la actualidad; sin embargo, dichos estimados se caracterizan por sus imprecisiones y se desconoce realmente la población actual. Los estimados varían desde un mínimo de 600 hasta 800 aves en todo el país, de los cuales se calculan unos 350 a 500 individuos en occidente, y otros 300 en la zona central. Otros estimados indican que en la actualidad sobreviven alrededor de 4.000 cardenalitos silvestres en total, de los cuales unos 2.500 viven en los estados Lara y Falcón. Las cifras de aves capturadas apoyarían más al segundo estimado que al primero. Es necesario aclarar que, si bien se puede asegurar que la cifra es baja, aún falta información para estimar la población con exactitud. En cualquier caso, las cifras actuales son menores que las anteriores y la mayoría de las poblaciones referidas en el pasado se encuentran extintas en la actualidad.

 

Esta ave podría extinguirse en vida silvestre en un futuro cercano si no se logra controlar su captura y comercio. Las amenazas se consideran extremas y han causado severos impactos en las poblaciones, estimándose que la mayoría se encuentran extintas y que la distribución actual es sólo un relicto de la pasada. La situación de esta especie ha sido denunciada desde principios de siglo. Desde 1952 ha sido clasificada como Amenazada por la Unión Mundial para la Naturaleza, y en la última versión del Libro Rojo se clasifica En Peligro, en situación grave y que requiere de acciones urgentes.

 

La principal causa de la situación que actualmente enfrenta el cardenalito ha sido la extracción maderera de su hábitat, así como la captura y el comercio para el mercado ilegal de mascotas, práctica realizada persistentemente desde 1835. Desde el siglo XIX hasta mediados del XX se utilizó su plumaje como adorno para sombreros en forma indiscriminada. En la actualidad su comercio desmedido está fuertemente relacionado con la hibridación con canarios para producir aves de color rojo y de canto melodioso, lo cual constituyó un gran acontecimiento en la canaricultura y marcaría el inicio de la extinción del cardenalito. La situación se agrava ya que el factor rojo en los canarios no es permanente, se pierde en varias generaciones y es necesario volver a reproducirlo con nuevos cruces para mantener el color. Producto de ello la especie presenta una gran demanda en el mercado internacional (ilegal), y a escala nacional es una de las aves con mejor oferta en el tráfico ilegal alcanzando precios exorbitantes. Se cuenta con información de que todavía en algunas localidades de la zona central los traficantes compran cardenalitos a los lugareños a cambio de artefactos eléctricos. Las cifras sobre aves capturadas y exportadas adquieren dimensiones impresionantes, y actualmente, a pesar de la disminución poblacional del ave, la actividad de captura se mantiene y el comercio aún es rentable y de magnitudes significativas.

 

Esta especie está Incluida en el Apéndice I del CITES y en el “Endangered Species Act” de EE. UU.. En Venezuela su situación de amenaza es denunciada desde 1940, y se encuentra prohibida su venta y exportación desde 1973. Está especialmente protegida según la Resolución N° 439 (07/12/82), se establece su veda indefinida en el Decreto N° 1.485 (11/09/96), es declarada Especie en Peligro de Extinción por el Decreto N° 1.486 (11/09/96), y cuenta también con el Decreto N° 6.176 (2006) emitido por la Gobernación de Lara. Se conocen poblaciones silvestres en algunos parques nacionales venezolanos, así en tierras privadas. Ha sido objeto de varios esfuerzos conservacionistas locales, regionales, nacionales e internacionales, tanto de instituciones privadas como gubernamentales, que no han logrado, por su falta de continuidad, mejorar la situación de la especie. Su cría en cautiverio es factible y ha sido muy desarrollada en Alemania, Argentina, Bélgica, España, Holanda y EE. UU.; su estímulo podría ser una alternativa para evitar la captura de aves silvestres. Se considera factible su reintroducción, aunque existen riesgos por enfermedades que hicieron fracasar un esfuerzo de este tipo en Trinidad, y por la facilidad con la que se hibridiza con otras especies silvestres. La reintroducción debe llevarse a cabo en su distribución geográfica original, en áreas donde se pueda evitar su captura. Se recomienda desarrollar una población en cautiverio con fines conservacionistas, manejada de acuerdo con criterios genéticos y demográficos. Es urgente impulsar esfuerzos interinstitucionales, con la participación de organismos gubernamentales y no gubernamentales, federaciones de criadores de aves y la comunidad internacional, ya que las acciones dispersas e individuales pueden agravar la situación. Se recomienda investigar su biología, ecología y situación actual, incluyendo censos, distribución, presión de captura y presencia en áreas protegidas; desarrollar campañas de educación ambiental debidamente concebidas; además es imperativo actualizar la normativa legal


Rodríguez JP, Rojas-Suárez F. 2008. Libro Rojo de la Fauna Venezolana. Tercera Edición. Provita y Shell Venezuela, S.A., Caracas, Venezuela. 364 pp.

Begon, M., Townsend C.R., Harper J.H. (2006). Ecology: From Individuals to Ecosystems. 4th edition. Malden, Massachusetts, USA: Blackwell Science. 738 p.

Alturo B., Corzo G, Curcio J, Penen MJ, Londoño P, Jaramillo P. 2008. La biodiversidad, el patrimonio por descubrir de los países andinos. Corporación Andina de Fomento. Caracas - Venezuela

Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) 1993. Suramérica - Perspectivas Ambientales. Documento de Paraty. UICN, Miembros Suramericanos. 47 p.

 

Depósito Legal: ppi201102LA3870

ISSN: 2244 - 7733

 

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